Reflexiones desde lo profundo…

~ 13 octubre 2010


Ante las adversidades, Chile acostumbra por convicción a recurrir al lema: “La unión hace a la fuerza”. Lo demostró en la tragedia de comienzos de año tras el terremoto que asoló parte de su territorio, y ahora con el rescate de los 33 mineros que ha mantenido en vilo al planeta.

Los chilenos no sólo se unen ante las desgracias, también lo hacen para respetar sus leyes. El caso Apablaza Guerra, unió al oficialismo y oposición para solicitarle a nuestro país su extradición. Sin duda, un claro ejemplo de su capacidad de unidad de pensamiento a la hora de gestionar.

En contraposición, nosotros por compararnos, muy a menudo hacemos uso del lema “Divide y reinaras”. Varios son los ejemplos que nos definen: mensajes de agresión permanente, desvalorización de la oposición, superposición de poderes, políticas populistas, estado de inseguridad permanente y una justicia que no da respaldos de credibilidad. Sólo se busca el rédito político, nunca servir a la ciudadanía.

No conforme con esto, Argentina aplica estrategias en el ámbito internacional, con una soberbia que cada vez nos aleja más de la consideración del mundo. Si faltaba un condimento para completar este conjunto de desaciertos, el matrimonio presidencial mantiene vivo, para su provecho, los fantasmas del pasado siniestro que vivimos en los 70 y que no nos dejan crecer como país.

Esto nos permite entender quién es quién y qué quiere ser cada país. Chile, en su conjunto, decidió avanzar con ideas serias y pujantes, tiene claros sus objetivos. Argentina, por el contrario, pese a contar con inmensas posibilidades, está inmersa en una división constante y desde el Ejecutivo la política es ensañarse con todo aquel que piense distinto y quedarse detrás del árbol de la nostalgia ante que observar el bosque del futuro.

Es momento de entender que los países se construyen desde la voluntad de sus pueblos y no la de un gobernante en particular. Es hora de exigirles a nuestros mandatarios que cumplan con la obligación ciudadana para la que fueron elegidos y que se unan para aprovechar las posibilidades que se nos presentan para ser un país grande y desarrollado.. Si queremos podemos, siempre y cuando, rememorando el 12 de Octubre, no nos dejemos engañar con espejitos de colores.

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