Buenos Aires, ciudad liberada.

~ 22 diciembre 2010



Atónitos, los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires ven cómo su querida ciudad les es arrebatada por gente que con la excusa de que no cuentan con el dinero suficiente para pagar un alquiler, recurren a la usurpación de tierras fiscales o privadas. Y allí comienzan la construcción de sus precarias viviendas.
Todo esto ocurre ante la impericia demostrada por las autoridades del Gobierno Nacional para controlar la situación, y a esto se agrega que el gobierno de Cristina no quiere sumar un muerto más que afecte su ya deteriorada imagen, porque lejos quedaron aquellos días de octubre, cuando su viudez le arrimó una mejoría impensada en su imagen.
Por si esto fuera poco, la recién nombrada NIlda Garré al frente del Ministerio de Seguridad le puso la frutilla del postre, al ordenar que la Policía Federal asista a los lugares donde se produzcan estas protestas sociales sin armas de fuego y sin reprimir, orden que suscitó un sinfín de críticas, ya que los vecinos no entienden esta manera de actuar. Ellos día a día cumplen con la ley y pagan sus impuestos, por lo que este accionar los discrimina.
A todos estos hechos se suman las desavenencias entre Aníbal Fernández y Nilda Garré por el espacio político perdido por el primero y esta ola de ocupaciones, que se va multiplicando tanto en la ciudad como en el conurbano bonaerense.
El caos es el común denominador y no es para menos: tenemos un gobierno desconcertado, que no acierta lo que debe hacer producto de la ineficiencia de sus funcionarios, que fueron elegidos no por sus capacidades profesionales, sino por afinidades políticas. Pero la seguridad es algo muy serio y no se puede rifar la vida de los ciudadanos decentes, permitiendo que el narcotráfico se apodere de densas zonas pobladas.

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