Primero la campaña, después la seguridad

~ 21 febrero 2011





En los tiempos que corren, la delincuencia está en auge gracias a años de negligencia política y una sociedad enferma y decadente.

Nuestra policía esta mal paga, trabaja horas extras y cobra una miseria, sus chalecos suelen estar vencidos, tienen que pagar sus propias balas y sólo practican tiro en polígono una vez al año.

Es un despropósito que un policía no sepa apuntar adecuadamente un arma, no se lo instruya debidamente sobre cómo proceder en caso de ilícitos. Encima la baja motivación por lo mal pago de la profesión, los alienta a la corrupción y complicidad con el delito. Sólo se diferencia de un civil por portar chaleco y arma, un peligro en potencia más que una garantía de tranquilidad.

El asesinato ocurrido en Baradero es la prueba vívida de estas falencias: al parecer un policía con pésima instrucción no respetó la premisa que dicta que en caso de que una  persona se eche a la fuga sin mostrar agresión armada, no se debe proceder a desenfundar ningún arma. El policía de Baradero hizo lo contrario a la norma y cuando un motoquero evadió y escapó de un control de tránsito sin agresión alguna, le disparó por la espalda y lo mató. Era tan grande  la ignorancia del policía que en la Justicia declaró creer su arma estaba cargada con balas de goma.

El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires determinó luego del hecho que todos los efectivos tengan sus escopetas cargadas con balas de goma.
En año electoral, esta medida sólo es un contrapeso a las críticas de los sectores progresistas encabezados por la ministra Garré y Verbitsky, que tildan su gestión de represora.
En lugar de solucionar los problemas estructurales de la policía para evitar futuras malas praxis, la envía a la calle con un poder de fuego limitado en contraposición al alto calibre de las armas de quienes delinquen (recordemos el asalto al camión blindado en ruta Panamericana).

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